
A propósito de un nuevo aniversario de la provincialización del Chaco
*Por Mayra Maggio
Nos encontramos próximos a transitar un nuevo aniversario, en este caso el septuagésimo primero, de las provincializaciones del Chaco y La Pampa, lo que nos convoca como pretexto para volver a repensar en los significados que tuvo este hito para nuestra histórica política.
Entre el conjunto de trabajos de historiadores locales que han reconstruido el proceso de provincialización se destacan los realizados por María Silvia Leoni, Marcos Altamirano y Roberto Zalazar, entre otros que han explicado sus características distintivas y han centrado el análisis en el rol que cumplieron los distintos actores. Con sus matices y aportes, estos trabajos comparten un nexo conductor: explican la provincialización del Chaco como un logro concretado no solo a partir de las acciones emprendidas por las organizaciones partidarias y sindicales localizadas desde principios del siglo XX en el territorio, de las agrupaciones civiles y la prensa que reclamaban una mayor participación sino -fundamentalmente- como resultado de una decisión política del peronismo, de una categórica labor emprendida por los sindicatos chaqueños alineados a la CGT en conjunto con la intervención personal de Eva Duarte de Perón.

Pero no sólo eso, sino que han señalado la centralidad del sindicalismo en la configuración de la política chaqueña de principios de la década de 1950, ya que en un breve lapso temporal se dieron la provincialización, la participación de los chaqueños en elecciones nacionales, la sanción de la Constitución y la elección de las autoridades del primer gobierno provincial. En cada una de estas instancias el rol de los sindicatos fue fundamental porque fueron hombres salidos de sus organizaciones quienes alcanzaron un protagonismo inédito.
Recordemos parte del proceso previo a la provincialización. Desde su organización a fines del siglo XIX por medio de la ley 1532, el Estado nacional había inhabilitado a los habitantes de los Territorios Nacionales -entre ellos el Chaco- para ejercer plenamente los derechos políticos.
Esta concepción y el estatus jurídico y político de estos espacios se mantuvo con pocas alteraciones por casi siete décadas, pese a las múltiples iniciativas y reclamos colectivos surgidos para lograr la ampliación de la ciudadanía. Un momento diferencial se dio con la llegada del peronismo que produjo un cambio sustancial en el discurso oficial sobre la cuestión territoriana. De todos modos, en los primeros años de mandato de Juan Domingo Perón se impuso la lógica de la gradualidad: se estipuló que el desarrollo material y el perfeccionamiento de las atribuciones gubernativas y municipales era una “condición necesaria” para aspirar a obtener el estatus de provincia, aun reconociendo que había casos como el de Chaco que cumplía sobradamente con el requisito de habitantes mínimos requeridos y podía inferirse que disponía de recursos propios para el sostenimiento de una nueva estructura institucional.

Un paso más se dio con la nueva Constitución de 1949 que incluyó por primera vez dentro del padrón nacional a los territorianos, a partir de entonces se hallaban habilitados para elegir presidente y vicepresidente, lo que se pondría en práctica finalmente en 1951. En esta etapa si bien aparecieron distintos proyectos de provincialización presentados tanto por diputados oficialistas como radicales, ninguno de ellos llegó a aprobarse.
El camino hacia la provincialización

Desde la visita del presidente Perón y su esposa al Chaco en 1947 y de Eva Duarte en solitario en mayo de 1949 se potenciaron los contactos entre el gobierno nacional, la CGT y los dirigentes sindicales más destacados de ese entonces como eran Carlos Gro (delegado regional de la CGT chaqueña), Felipe Gallardo (Sindicato de Oficios Varios y comisionado municipal de El Zapallar), Policarpo Acosta (Sindicato de Empleados de Comercio y delegado de la CGT de Villa Ángela), Demetrio Sepúlveda (Sindicato de Obreros Fabriles de Barranqueras), entre otras figuras que asumían la conducción del sindicalismo chaqueño y que no ocultaban su adhesión al peronismo.

En esa oportunidad, los delegados expresaron su apoyo al gobierno nacional y entregaron un petitorio a la primera dama que contenía el pedido de provincialización, quien a su vez se mostró favorable al pedido. Estas iniciativas se repitieron durante el año 1950 y nuevamente a fines de mayo de 1951 cuando una nutrida delegación de trabajadores chaqueños encabezada por el entonces gobernador Nicolás Russo se dirigió a Buenos Aires para entrevistarse con Perón y reiterar el cumplimiento del compromiso asumido. Aunque el sector sindical fue el que actuó en forma más enérgica y organizada, desde 1946 el Congreso nacional también recibió pedidos de provincialización por parte de instituciones y particulares, asociaciones, dirigentes de partidos políticos, docentes, estudiantes, representantes de municipios y comisiones de fomento chaqueños.
El paso trascendental vendría a concretarse pocos meses antes de las elecciones de 1951. Eva Duarte, en su carácter de presidenta del Partido Peronista Femenino, presentó una nota en el Senado de la Nación en la cual solicitaba enérgicamente la provincialización de los Territorios Nacionales del Chaco y La Pampa, argumentando que cumplían sobradamente los requisitos para ello y que sus sociedades lo consideraban un justo clamor. El 27 de junio fue presentado el proyecto y el 5 se votó y se aprobó en la Cámara de Senadores, donde el oficialismo poseía la mayoría absoluta. En la Cámara de Diputados, si bien se presentaron algunas objeciones por parte de la oposición, el proyecto se debatió el 19 y 20 de julio, siendo aprobada el 20 de julio. Finalmente, la ley 14.037 de provincialización fue promulgada el 8 de agosto de 1951.

Con la ley de provincialización no sólo se saldaron viejas aspiraciones para los habitantes del Chaco y La Pampa, sino que se allanaba el camino hacia una organización institucional autónoma. Ciertamente, a partir de las elecciones nacionales de noviembre de 1951 y de la sanción de sendas constituciones provinciales se dio un punto de inflexión en estos espacios, transformando el sistema de partidos y generando la participación de nuevos actores en la vida política. Por su parte, el peronismo chaqueño no solo logró su primera victoria en las urnas, sino que comenzó a consolidar una hegemonía que, pese a los múltiples cambios políticos-institucionales y sociales ocurridos desde mediados del siglo XX a la actualidad, permanece vigente.
* Doctora en Historia. Docente e investigadora de la Facultad de Humanidades de la UNNE. Integrante del Núcleo de Estudios Contemporáneos sobre Estado, Política y Sociedad (NECEPS IIGHI - UNNE CONICET).
