
El duelo caballeresco, una prueba de honor que le costó la vida a un gobernador del Chaco
Por Roli Pérez Beveraggi
En febrero de 1880, se enfrentaron Lucio V. Mansilla y Pantaleón Gómez, quien se hizo cargo de un suelto humorístico sobre su rival, publicado en “El Nacional”, diario que dirigía por esos años. Gómez disparó al suelo pero Mansilla no, y así escribió el capítulo más oscuro de su historia. Entre otros, despidión con elogiosas palabras al es gobernador, Domingo Faustino Sarmiento.
Pantaleón Gomez nació el 5 de abril, de 1833 fue un político argentino y Teniente Coronel que peleó en Cepeda y Pavón, participó en las batallas de Yatay, Curupaytí y Tuyuití, en la guerra de la Triple Alianza. Fue Gobernador del Territori nacional del Chaco en 1878.
Lucio Victorio Mansilla, periodista, escritor, militar y diplomático, con una de las vidas más novelescas de la historia argentina, nació en Buenos Aires el 23 de diciembre de 1831. Sobrino directo de Juan Manuel de Rosas.
En 1876, luego de actuar activamente en la guerra de la Triple Alianza, fue electo diputado. Permaneció en su banca durante dos años cuando es designado Gobernador del Territorio Nacional del Chaco sucediendo a Pantaleón Gómez.
El por qué del duelo
Pantaleón Gómez se desempeñaba como director del diario El Nacional y sus columnas atacaban con ingenio y dureza a Lucio Victorio Mansilla, Decía de él: “Lucio (Mansilla) es un ser ridículo y extravagante, es viejo y cómplice de delitos”. “Este sujeto tan criticado había sido electo diputado en 1876, pero permaneció en su banca durante un año, su espíritu inquieto lo llevó a solicitarle a su amigo Avellaneda la gobernación del Chaco.
¿Por qué el Chaco? Mansilla tenía informaciones sobre importantes yacimientos de oro en el Paraguay. Formó junto a un grupo de amigos una empresa, e intentó manejar sus negocios auríferos desde la gobernación más cercana. Sin embargo, el proyecto fue todo un fracaso y Mansilla, decepcionado, vendió sus acciones, renunció a la gobernación y se marchó a Europa, donde permaneció hasta 1880 cuando regresó para apoyar la candidatura presidencial de Julio A. Roca”. "¿En qué se parece Lucio a un cometa? En que tiene cola y ¿En qué se diferencia? En que el cometa es mete-oro y Lucio es saca-oro de los accionistas de Amambay". "Hemos afirmado que Lucio habla improperios de la música y de los músicos, de la poesía y de los poetas, del arte y de los artistas", manifestaba Pantaleón Gómez en la página 3 del diario y continuaba: "Hemos dicho que Lucio es Roquista. Hemos asegurado que Lucio es federal a lo Rosas. Hemos sostenido que Lucio ha tolerado que se lo llame cobarde. Hemos asegurado que Lucio tiene más de cincuenta años de edad".
Lucio Mansilla no admitía bromas sobre sus virtudes, aun cuando siempre estaba dispuesto a perderlas para demostrar que las tenía. Era muy frontal y afecto a los duelos y lances caballerescos.
Para su orgullo solo bastó que leyera una vez más que se lo difamara en el diario "El Nacional", que fundó Vélez Sarsfield y dirigía Pantaleón Gómez un suelto humorístico, amable, sin veneno, criticando el sombrero del general Mansilla.
El general Mansilla, ciego de indignación, envió los padrinos al director del diario, Pantaleón Gómez, quien aceptó el lance, a pesar de no ser el autor de la sátira. -Como director de "El Nacional" -declaró Pantaleón Gómez,- yo debo hacerme solidario hasta de la responsabilidad de los anuncios.
Tarde negra

A los duelos escritos le sucedió el duelo en el campo del honor. Los hombres se encontraron en la quinta del escribano Tulio Méndez el sábado 7 de febrero de 1880. Los padrinos de Mansilla fueron los coroneles Uriburu y Godoy, y los de Gómez, los coroneles Meyer y Lagos.
El día era caluroso y el cielo estaba despejado. Los hombres se saludaron y caminaron diez pasos en dirección contraria, se dieron vuelta y dispararon. Gómez lo hizo al suelo, Mansilla no. Gómez al momento de disparar dijo: “Yo no mato a un hombre de talento”. La respuesta de Mansilla fue elocuente: “Al tercer botón de la camisa”, dijo, y le atravesó el corazón. Gómez murió en el acto. Mansilla corrió a su lado, lo abrazó y con los ojos llenos de lágrimas le besó la frente. Hay que conocer los valores y el clima moral de una época para comprender estas reacciones.
Mansilla nunca pudo olvidar esa tragedia. La muerte de Pantaleón Gómez lo acompañó hasta el fin de sus días. Era su lado oscuro, el costado negro de su historia. A los pocos días viajó a Europa. Ningún juez lo acusó y la única sanción pública que recibió por esta muerte fue la de la masonería. Una multitud acompañó a Gómez al cementerio. Hablaron más de diez oradores. Finalizando Domingo Faustino Sarmiento con las más elogiosas palabras.
